LA VOZ y la opinión


Periodismos Judeo Argentino Independinte
Isaías Leo Kremer
T E S T I M O N I O
Miriam: el tiempo pasa lentamente en este lugar, ya son muchos días los que llevo aquí, todo parece un mal sueño, fueron golpes en la puerta de casa, desconocidos que entraron a los gritos, órdenes, malas palabras y un oficial que de mala manera me llevó hacia un automóvil, luego me vendaron los ojos y aparecí en este recinto cerrado.
Menos mal que me dejaron traer el bolso preparado, con las batitas y pañales para mis hijos, ya los siento jugar en mi panza, sé que serán dos y serán varones, lástima que Aharón no está conmigo, desapareció hace diez días, espero que esté bien, pero... ¿por qué no acude a liberarme? ¿Fue hace pocos días? o quizás hace ya mucho, no debo perder referencia del tiempo pues estoy en fecha de parto y los mellizos en mi interior pugnan por hacerse lugar, supongo que me liberarán antes del nacimiento de los bebés.
Menos mal que ahora no estoy sola, al traer a Cristina comparto mis horas con ella, como las dos estamos embarazadas, comentamos nuestros síntomas, miedos y proyectos; conozco a Cris de verla en el centro de estudiantes, nunca pensé que nos encontraríamos en estas circunstancias, ella es sobrina del arzobispo de Bahía Blanca, por lo que pienso que será liberada a la brevedad, ella supone lo mismo; yo no tengo esas relaciones, pero mi compañera sostiene que por caridad cristiana, “los milicos” me liberarán antes del parto, espero que así sea.
Hablamos de nuestros futuros bebés, Cris ríe cuando le digo que los llamaré David y Jonathan, lo cual me obliga a referirle el relato bíblico sobre la unión de ambos amigos; ella piensa que tendrá una beba y la llamará Cristina como ella y su madre; reimos por nuestras ideas, pese a la situación en la que nos hallamos.
Mi amiga pide autorización para ir a la capilla castrense, el oficial de guardia nos hace tapar los ojos al entrar en la habitación, oye el pedido y con improperios propios de la jerga cuartelera grita: Comunista de m...¿ahora querés rezar? y vos, judía de m...¿también querés rezar al que mataste?; después de esta reacción, ambas nos quedamos llorando y consolándonos mutuamente.
Por la tarde vino un médico y nuevamente tuvimos que taparnos los ojos, la revisación fue rápida y correcta, pero el profesional no respondió a nuestras preguntas y se retiró sin siquiera preguntar nuestros nombres. Cris se puso mal y arrodillada contra la pared comenzó a rezar, le envidio la fé, yo no tengo ese recurso, ya que en mí la fé religiosa es reemplazada por un sentido histórico de mi pueblo; de hecho, la única observación que los milicos hallaron contra mí, fue la de ser “madrijáh” de un movimiento sionista; creo que me hubiese gustado ser más creyente en D”s, pero ante la carencia, confío en la justicia de los hombres y como dice Cris, en la caridad cristiana de los “milicos”.
Creo que estamos en una dependencia médica de un cuartel, la proximidad de los ruidos provocados por aviones me hace suponer que estoy en la base Comandante Espora, es tan cerca de mi casa en Punta Alta ¡si pudiera avisar a mamá que estoy aquí!!
Fue mala la noche, solo puedo dormir de espaldas, mi compañera está en una situación similar, nos prometemos acompañarnos durante el parto si éstos sobrevienen aquí, espero que no sea así, todo acá es frío e impersonal, la enfermera que vino también nos hizo tapar los ojos y prácticamente no habló ni contestó a nuestras preguntas; sin embargo, nos alimentan bien y nos dan calmantes para los dolores, de lo cual deducimos que están interesados en que no suframos de más y entonces ¿por qué nos retienen?
Tuve la fantasía de que nos cuidan como recipientes hasta que tengamos los bebés y luego nos descartarán. Es terrible pensarlo, Cris me objeta que eso es imposible, tengo pánico de pensar que me separen de mis niños, no lo soportaría; saco del bolso las dos batitas con iniciales que mamá bordara para sus nietos, las miro con amor mientras imagino las caritas que tendrán ¿se parecerán a Aharón o a mí?, lo importante es que nazcan bien. Cris me pide ser la madrina de uno de los niños a lo cual accedo porque la siento muy cercana y es la única que comparte mi angustia y desesperanza. Juntas estamos alertas a los ruidos y pisadas que quizás anuncien nuestra liberación inmediata, pero no sucede nada y seguimos encerradas.
Desde temprano aumentaron las contracciones, tengo miedo por el parto, Cris agarra con fuerza mi mano y me ayuda a respirar rítmicamente, llama al guardia y alcanzo a oír ¡la judía está pariendo! Tengo mucho temor, ya quisiera ver a los bebés y tenerlos sobre mi pecho. D”s mío! Hoy te pido que todo salga bien y que esta pesadilla termine cuanto antes para poder disfrutar de la paz y el amor de los míos! Ya traen una camilla, vuelven a taparnos los ojos a Cris y a mí, me aferro a su mano y me llevan, obligando a mi compañera a quedar sola con su dolor.

Declara la diciente: Que no volvió a ver a Miriam Rosemblum, que a ella la llevaron dos días después a una sala de partos, que le administraron una inyección y que despertó en la sala en la que antes estuviera.
Que al inquirir sobre su bebé, le comunicaron que había nacido estrangulada por el cordón umbilical y que estaba muerta.
Que a la semana fue llevada con los ojos vendados hasta la Catedral de Bahía Blanca, donde su tío el arzobispo, la recibió cálidamente y se la llevó consigo.
Que todas las averiguaciones que realizara sobre Miriam fueron infructuosas, ya que no figuraba en ninguna dependencia policial ni militar.
Que supo por la madre de Miriam que ni ésta ni sus bebés habían aparecido.
Que por ese motivo relata sus vivencias de la prisión, con el afán de encontrar a alguien que pueda aportar datos sobre Miriam y sus mellizos.

Este relato no agrega nada a lo que ya sabemos, pero hemos vivido todos esos años como si tales aberraciones no hubiesen ocurrido, salvo si tuvimos una “Miriam” en la familia o una Cristina que se “salvó” pero despojada de su hijo; es por eso que insisto en la obligación moral de investigar para conocer los hechos en detalle, no por morbo sino por afán de justicia, para que David, Jonathan, Cristina y tantos otros, puedan conocer sus orígenes reales y para que Miriam, Aharón y tantos otros, puedan descansar en paz.



Marzo - Abril 2008 / Adar II - Nisan 5768
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